El liderazgo juvenil dentro del Escultismo me hace pensar en una dualidad interesante. ¿Cómo es posible que un proceso tan dinámico e innovador como la participación juvenil dialogue tanto con nuestras bases fundamentales que perduran desde hace más de 100 años? Me encanta la idea de que nuestra relevancia nace, en gran parte, del hecho de trabajar con la juventud. La juventud sabe, de forma natural, señalar los paradigmas que vive. Sabe traducir sus bases morales a sus realidades, a su vida cotidiana, a sus dolores y dilemas. La participación de nuestros protagonistas nos da la certeza de lo que estamos viviendo en los días actuales. Y eso es indispensable para un Movimiento.
Existe un libro de 1985 llamado "250 Millones de Scouts", escrito por Laszlo Nagy. En su época, fue publicado por la Fundación Scout Mundial. Recuerdo haberlo leído cuando tenía 18 años, y un insight que esa lectura me dio y que me acompaña hasta hoy es: el Escultismo no puede desvincularse de su realidad. Donde el Movimiento Scout no responde a las necesidades que se propone atender, pierde relevancia. Y cuando pierde relevancia, desaparece.
Reflexionemos entonces: ¿cómo atendemos nuestras necesidades internas en relación con el liderazgo juvenil? ¿Cómo la cultura de nuestras estructuras responde a esos procesos? Creo que mirar esto requiere sensibilidad: debemos tener claridad de que se trata de un problema complejo. Y para problemas complejos, necesitamos soluciones sistémicas.
Lo que quiero decir es: cuando un joven usa su voz para señalar una contradicción, debemos escuchar. Naturalmente, toda demanda debe pasar por el esfuerzo de ser traducida al "lenguaje" de la institución. ¿Qué está siendo planteado? ¿Cómo dialoga con lo que es posible en este momento? ¿Cuál es la viabilidad de las ideas? ¿Cómo nos ayuda eso a construir un Escultismo más fuerte?
Y seamos honestos: no siempre tendremos todas las respuestas. Pero es importante que mantengamos siempre una postura de acogida. Que podamos, dentro de lo que nos corresponde, soñar con la transgresión de los paradigmas actuales: que nuestra juventud sea activa, involucrada y protagonista. Que tengamos puertas abiertas no solo para los espacios ya consagrados, sino también para que los jóvenes puedan diseñar su propio lugar. Que puedan tomar las decisiones que les competen a ellos y al Escultismo en general. Porque si queremos un mundo moldeado por la juventud, debemos ser un Movimiento que refleje ese sueño.
Durante la última semana, observé discusiones apasionadas sobre el espacio que ocupa la juventud en eventos de toma de decisiones en la Región Interamericana. Sobre la importancia que sienten de elegir a sus propios representantes, tener sus propios debates y tomar sus propias decisiones.
Veo este movimiento como un termómetro que envía un mensaje claro: la juventud scout interamericana quiere involucrarse. Y creo que ese es un excelente punto de partida para esta discusión.
Foto: © World Scout Bureau Inc. / Camilo Agudelo Jaramillo